La huella ecológica: todas las claves
Huella ecológica
La huella ecológica mide el área en hectáreas globales de territorio ecológicamente productivo. Esto hace referencia a cultivos, pastos, bosques y zonas pesqueras que harían falta para obtener los recursos que consumimos y absorber los desechos que se generan.
Todo lo que se necesita para vivir es posible encontrarlo en la naturaleza y en las relaciones que se generan con otros seres humanos. Esto hace que las personas sean ecodependientes e interdependientes.
Teniendo en cuenta que el planeta en el que vivimos es finito, que los recursos y los mecanismos que necesitamos para ponerlos a nuestro servicio también lo son, al igual que la capacidad de gestionar los residuos, llegará el momento en que aparezcan toda esta serie de límites. En este sentido, se trata de conocer, interiorizar siendo conscientes y practicar otra forma de vida que genere un impacto menor en el planeta.
Por todo lo anterior, es necesario revisar los hábitos de consumo que se practican en la actualidad, tanto en la movilidad, como en la alimentación y el uso de servicios. Así es posible reducir la demanda energética.
Sostenibilidad
La huella ecológica deja en evidencia que la forma de vida que se lleva en las sociedades actuales es totalmente insostenible. Hoy en día, las reservas pesqueras disminuyen; el petróleo empieza a dar muestras de agotamiento; y los gases de efecto invernadero se han incrementado sobre todo por la dimensión del transporte motorizado.
Por todo ello, la desigualdad social, económica y ecológica cada día es más grande. El planeta tiene límites en cuanto a los materiales, tanto a lo que a su extracción se refiere como a la gestión de residuos que se generan.
El sistema productivo consume cantidades ingentes de energía fósil que no se repone. Reciclar supone recuperar materiales degradados e incorporarlos a los ciclos naturales, algo que no se está poniendo en práctica de manera adecuada en la actualidad.
Se está perdiendo biodiversidad por la sobreexplotación, monocultivos intensos, deforestación, alteración de ciclos hidráulicos y contaminación de aguas subterráneas. Además, se están destruyendo los hábitats naturales y de esta forma se puede llegar a acabar con el ser humano.
Retos de la gestión medioambiental
La huella ecológica pone de manifiesto que se han superado los límites de la capacidad de carga del planeta. En este sentido, no es posible seguir creciendo en un planeta con límites.
De este modo, la única solución pasa por reducir la extracción de energía y de materiales, así como la generación de residuos. El ser humano debería plantearse de manera seria que necesidades se han de satisfacer y los trabajos socialmente necesarios para ello.
Por lo tanto, sería necesario llevar un modo de vida compatible con el planeta. Para eso, es muy importante saber qué se produce, cómo, cuánto y para quién.
Los grandes retos en el plano de la sostenibilidad son la puesta en marcha de la agroecología, la pesca sostenible, las energías renovables, el fomento del uso del transporte público y los servicios sociocomunitarios. También es de importancia poner ciertos límites a la acumulación y tratar de reducir la desigualdad.
La transparencia de la actividad financiera contribuiría al propósito de la mejora de los niveles de la huella ecológica, creando dinero financiero y suprimiendo los paraísos fiscales. La forma de alimentación actual también escapa a la sostenibilidad en la actualidad, aspecto que debería mejorarse para alcanzar una sociedad más solidaria. Con el modo de vida actual no es posible hablar de sostenibilidad.
Cálculo
Llevar a cabo un cálculo de la huella ecológica es una tarea complicada, llegando a ser imposible en determinados casos. Este es uno de los principales hándicaps de este indicador ambiental.
Para realizar dicho cálculo es preciso traducir a hectáreas biológicamente aptas para la producción, tanto los desechos generados consecuencia de la actividad humana como el número de recursos necesarios para llevar a cabo la misma. A la hora de llevar a cabo el cálculo de la huella ecológica, existen cinco dimensiones: superficie marina destinada a la pesca; superficie arficializada; área para pastos para el ganado; superficie de bosque que harán de sumidero para el CO2 generado; y superficie para la generación de alimento vegetal.
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