Buenas prácticas para la gestión de riesgos ISO 14001
Buenas prácticas
En la actualidad, uno de los temas que más están preocupando a la población, y, por consiguiente, a las empresas, es el cuidado del medioambiente, por lo que se han venido implementado varias iniciativas legislativas y económicas de protección medioambiental que intentan controlar el impacto procedente de estas industrias y crear mecanismos de prevención.
ISO 14001:2015
En este marco surge la norma ISO 14001, que establece unas pautas a nivel internacional para poner en funcionamiento los Sistemas de Gestión Ambiental (SGA).
La norma ISO 14001 ayuda a empresas de cualquier tamaño a controlar el impacto que producen sus actividades en el medioambiente, incluso a reducirlos o eliminarlos. Las empresas que cuentan con los requisitos necesarios para establecer un Sistema de Gestión Ambiental son capaces de desarrollar tecnologías limpias y cumplir con la legislación ambiental vigente. Además, el hecho de que una empresa posea la certificación en ISO 14001 hace que pueda demostrar verazmente su compromiso con el desarrollo sostenible y la protección medioambiental.
La última actualización de esta norma se hizo en el año 2015, estableciendo cómo identificar los riesgos, pero sin la obligación de hacer una evaluación de los mismos. En la ISO 14001 se define ‘’riesgo’’ como el efecto de la incertidumbre, pudiendo englobar tanto efectos negativos como positivos, denominando a los primeros como amenazas y a los segundos como oportunidades.
Por ello, los principales objetivos de la implantación de un Sistema de Gestión de Riesgos Medioambientales son:
- Garantizar el cumplimiento de los objetivos previstos del SGA.
- Reducir o eliminar en la mayor parte de lo posible los efectos no deseados sobre el medioambiente.
- Lograr una mejora constante de la organización.
¿Cómo obtener una buena gestión de riesgo medioambiental?
Para conseguir una correcta gestión de riesgo medioambiental, se deben establecer todos los riesgos y oportunidades a abordar, no siendo necesario, tal y como se menciona anteriormente, la realización de un análisis formal. Será, en todo caso, la organización, la encargada de seleccionar el método a seguir dependiendo de sus características, situación, dimensiones o contexto, pudiendo variar desde un simple proceso cualitativo hasta una evaluación completa.
Estos riesgos y oportunidades que deben tener en cuenta, están relacionados con los aspectos ambientales significativos, los requisitos legales que se le pueden aplicar, las obligaciones de carácter voluntario y otros riesgos que puedan interferir con el Sistema de Gestión Ambiental.
Partiendo de esta base se planificarán las acciones destinadas a abordar esos riesgos y oportunidades, teniendo en cuenta las opciones tecnológicas, los requisitos financieros, los requisitos de operaciones y las condiciones de negocio.
Los objetivos que se pretenden conseguir con la gestión de riesgos y oportunidades son:
- Garantizar los resultados esperados en el Sistema de Gestión Ambiental.
- Prever y evitar los efectos no deseados.
- Alcanzar la mejora continua.
Aunque los riesgos no pueden ser eliminados por completo, para reducirlos o poder asumirlos, la planificación de acciones es muy importante, ya que se conocerá con qué recursos cuenta le empresa, quién debe llevarla a cabo y cuándo se evaluará su eficacia. De este modo se obtendrán los objetivos ambientales de la organización.
Papel de la Alta dirección en la implantación de la norma ISO 14001
Los directivos o el cargo más alto de la empresa pueden erradicar de forma eficaz los riesgos a través de la integración de la gestión ambiental en los procesos de negocio, en la dirección estratégica y en la toma de decisiones, incluyendo la gestión ambiental en su sistema de gestión global.
“La dirección debe promover los recursos esenciales para la implantación y control del sistema de gestión medioambiental.”
Además de asignar funciones y responsabilidades, deberán preocuparse por la formación de los empleados y su concienciación para que puedan forjar un fuerte compromiso con la política ambiental.
Por otro lado, el personal encargado de desempeñar funciones que puedan ocasionar impactos ambientales como la gestión de residuos o la manipulación de químicos entre otras, deberá estar cualificado y contar con experiencia previa.
La comunicación será otro punto clave a la hora de implantar un Sistema de Gestión Ambiental, puesto que tiene que ser fluida y transparente, tanto a nivel interno (entre los trabajadores y la dirección) como a nivel externo (vecinos, autoridades y público).
Los documentos en los que se encuentren reflejadas las acciones realizadas para elaborar este SGA tienen que ser legibles, tener fecha y conservarlos de forma ordenada. Además, deberán estar controlados en todo momento por la empresa, asegurando su localización y la completa disposición para su revisión y conservación.
Comprobación de los resultados
El último paso será llevar un seguimiento y medición para poder conocer el estado y el funcionamiento del Sistema de Gestión Ambiental, con el fin de establecer un método de medida de las características de las operaciones y actividades que podrían tener un impacto notable en el medio ambiente. Para esto, se medirá la calibración y el mantenimiento de los equipos de inspección y se observará si la legislación y la normativa se cumplen o no. Además, se comprobará si la legislación adoptada por la empresa se sigue ajustando a la legalidad establecida.
Software ISOTools Excellence
Otra de las grandes ventajas que nos dan los programas informáticos es poder vincularles un plan de acción u objetivo a esos aspectos que aparecen como significativos con el fin de reducir o mitigar los impactos y riesgos que puedan generar en la organización.
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