Se cumplen 30 años de la Etiqueta Ecológica Eeuropea
Etiqueta Ecológica Europea
Una de las cosas más importantes que se pueden hacer para ser sostenible es comprar de manera responsable. Eso significa prestar atención a los materiales utilizados y el origen de los productos que se compran, así como tener en cuenta el ciclo de vida de esos productos. También significa evitar los productos tóxicos, y no hay mejor manera de hacerlo que comprándolos a empresas con la Etiqueta Ecológica Europea.
La Comisión Europea creo este sistema de certificación hace 30 años, cuando se dieron cuenta de que los consumidores necesitaban algún tipo de forma universal de identificar los productos que cumplían con los estándares de calidad ambiental. Por un lado, surgió para responder a la demanda de transparencia por parte de los consumidores. Por otro lado, facilitó a los productores y comercializadores brindar rigor y confiabilidad en su información sobre los productos comercializados. Esta etiqueta cumple con la norma ISO 14024 (que le permite ser reconocida como una «etiqueta ecológica»), lo que nos otorga unas características únicas que la convierten en garantía de seriedad y garantía de productos y servicios con un menor impacto en nuestro entorno.
Criterios para la certificación
La Comisión Europea siempre está buscando nuevas formas de ayudar a las personas a tomar mejores decisiones, y de ahí radica la importancia de la Etiqueta Ecológica Europea.
Desde el año 2000, la cantidad de productos certificados con esta etiqueta ha aumentado de 15 a casi 90.000, ¡y no se detiene allí! Las diferentes categorías y criterios se pueden encontrar en su sitio web.
Los criterios son desarrollados por expertos en la materia, en consulta con las partes interesadas clave, incluidas las asociaciones industriales y de consumidores. Dado que el ciclo de vida de cada producto es diferente, estos criterios se adaptan para abordar sus características únicas. Los productos alimenticios y farmacéuticos no se incluyen en estas categorías porque siguen otros criterios.
A la hora de buscar el mejor producto ecológico, hay que tener cuidado. Hay muchas etiquetas que afirman ser buenas para el medio ambiente, pero no lo son.
Actualmente, son más de 300 las etiquetas que existen para “certificar” los productos, por lo que para el consumidor puede ser confuso y agotador analizar cuáles son verdaderamente confiables. Cuando surgió la etiqueta, Francia era el país con mayor número de productos certificados con la Etiqueta Ecológica Europea. España, Alemania e Italia encabezan actualmente la lista. Aun así, en un estudio realizado en 2017 resultó que el 59% de los encuestados nunca les hizo caso a las etiquetas (en general).
¿Qué implicaciones tiene la Etiqueta Ecológica Europea?
La Etiqueta Ecológica de la UE es una garantía de que el producto o servicio que compras es verdaderamente orgánico. Garantiza que solo los productos que cumplan con criterios estrictos puedan usarla y se actualiza periódicamente para reflejar los nuevos avances tecnológicos.
La etiqueta también analiza el ciclo de vida completo de un producto o servicio, desde el diseño hasta la eliminación, para garantizar que tenga una huella mínima mientras está en uso. Los criterios de la etiqueta se desarrollan en el marco de un proceso abierto y participativo con aportes de los estados miembros y grupos de la industria, así como organizaciones de consumidores y otras ONG.
Pero a pesar de estos beneficios, todavía existen algunos desafíos que enfrenta la Etiqueta Ecológica de la UE:
- Las personas no siempre confían en ella porque piensan que puede ser menos efectiva que otras etiquetas.
- Los precios de los productos con esta certificación tienden a ser más altos que las etiquetas y declaraciones ecológicas no certificadas.
- A veces no se sabe dónde encontrar estos productos.
Si queremos que las empresas utilicen esta etiqueta en sus productos, debemos solicitarla cuando vayamos a comprar para que sepan qué tipo de demanda hay para sus productos.
Plataforma tecnológica para la ISO 14001
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